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lunes, 19 de mayo de 2025

fascismo guerrerista, sustentado por las masas

De la Garrapata en la Webs

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Por: Nikolás Friedman

Esto es esencialmente que se entienda, que todas las formas de fascismo son las tiras del mismo cuero, como diría la canción de Quelentaro. En las ramas, pensamientos y corrientes del nacionalismo, el cual se reinventa, zigzaguea, camuflándose para avanzar de la mano de las nuevas realidades que están en constante cambio político-social. Paralelo a esto, una sociedad, que se expresa de todas las formas posibles, se articula en las redes sociales, en los actos deportivos, musicales, callejeros, en las riñas, en la violencia sin sentido que vemos día a día.

Una sociedad que trata de hacerse escuchar, pero a la vez no comulga con el orden establecido, como las instituciones claves de la República. El Congreso, los partidos políticos, la justicia, las fuerzas represivas del orden, pero al mismo tiempo se encuentran mudas y en silencio; estamos viendo en una suerte de trance histórico que es el reflujo de las masas, luego del 18 de octubre del 1919, un periodo prerrevolucionario que en sus inicios fue intrínsecamente individualista, cada cual por su consigna, su lucha su enemigo.

Esta nueva concepción del fascismo es esencialmente confusa, alienadora, y narcisista, pero a la vez seductora en su forma, pero de fondo es enajenadora, la cual te desconecta de la realidad, transformando este aspecto en un catálogo de corrientes reaccionarias fascistas que se expresan en la vida política del país, por cierto en el Congreso. Los fascistas gastan fortunas en el estudio de los procesos sociales, creando instituciones, ONGs y fundaciones para aprender de sus errores y los aciertos de otros que les permiten ir adquiriendo la experiencia integral necesaria para acceder al control de una franja sociocultural importante de las sociedades de hoy, no importando edad, género, condición social, color de piel, etcétera.

Así han logrado ampliar sus bases de sustentación social como de control de clase en América, indio-morena, África, Asia, Europa y Oceanía. Las fuerzas reaccionarias hábilmente han modificado su lenguaje para presentarse ante las masas empobrecidas como iguales, luego dando un paso importante reclutando “líderes” en el seno mismo de las capas populares y sectores medios. Ahí están algunos casos claros del populismo fascista o demofascismo: el Führer y el Duce, Pinochet, Trump, o el traficante y secuestrador de seres humanos, Bukele, quienes captaron a las masas usando el populismo.

Las relaciones sociales de las castas parasitarias de la burguesía mundial usan festivales, carnavales, fiestas masivas, apoyándose en la radio, la TV, la música, las películas, los medios masivos de desinformación, o redes sociales. Usando a los pobres y esforzados habitantes de pueblos costeros, urbanos y rurales del país (sacándolos por las pantallas de la televisión), para usarlos como plataformas ideológicas de su cultura fascista. Aprovechando sus programas mediocres y enajenadores (que nublan la conciencia social y política de las masas), de paso los fascistas, usando sus bases doctrinarias, atraen a vastos sectores populares, solapadamente, para llevar adelante sus objetivos políticos estratégicos de dominación de clase.

Ya no es el rico que le paga a un político para que defienda sus intereses de clase en los parlamentos; ahora reclutan a sus esbirros de la clase baja y capas medias que, apoyados por las masas estos esbirros asuman la defensa del fascismo, creando leyes regresivas y represivas en el Parlamento que terminan atacando a sus mismos votantes. Estos esbirros salen en los medios masivos de desinformación, en las redes sociales, defendiendo con dientes y muelas al fascismo. Desatando con furia de “clase”, sus reglas del juego para terminar imponiendo su modelo de vida a todos.

Son personajes que hoy en día son de origen ordinario, que no vienen de alguna fracción de la oligarquía, sino, por el contrario, son populacheros que surgieron desde abajo, o captados en reality shows o programas pseudoculturales de TV; ahí están Milei en Argentina, Zelensky en Ucrania, Barriga, Longton, Ramírez en Chile, todos furiosos anticomunista.

Extraños, como curiosos personajes captados por los fascistas, no por las vías tradicionales de formación académica de las élites dominantes; estos han sido descubiertos en las calles, en la TV, en los programas basura, usando como eje de ese reclutamiento los medios. En el diario, ir y venir de los fascistas. En especial en las campañas políticas, cuando se genera el acercamiento con las masas empobrecidas, sin conciencia de clase como política, contactos que surgen de las alicaídas democracias parlamentarias de la burguesía nacional como internacional; es más, este fenómeno de clase viene desde las conflagraciones mundiales.

Estas alteraciones sociopolíticas surgen desde las guerras mundiales, derivadas de las crisis económicas; es cuando el fascismo absorbe e introduce en la lucha política el concepto del ciudadano de a pie, la técnica psicológica del autorreflejo con las masas. Porque el orden social, injusto se mantiene con la Ley, las armas, sables o lanzas que da el Estado como instrumento político hegemónico de clase, basados en la dominación y el poder. Con años el fascismo entendió que usando la psicología de masas sobre la población, se avanza. Es “seguridad o democracia”, “orden o libertinaje”, usando las políticas de los consensos o la conformidad, el mal menor.

Sin duda esta teoría le ha permitido al "demofascismo" (democracia y fascismo). Encubrir una forma de gobierno o un sistema político donde se mantiene el icono de una democracia, con elecciones, libertad de expresión, justicia, etc.) Como forma, pero de fondo se aplica un proyecto autoritario, populista, ilegal y desigual, donde el demofascismo corrompe los valores y principios democráticos. Usando  las masas, pero a la vez reprimiendo a los rebeldes, pobres y desposeídos.

Esto lo observamos en los años 20, con mucha fuerza en adelante. Este periodo histórico se caracterizó por ser el punto de inicio en la desviación ideológica del nacionalismo, que marcó la metamorfosis antropológica en el seno de Europa, las guerras en sus formas más oprobiosas que habían banalizado la violencia, la muerte. Esto lo vimos en los Estados Unidos (no es un país) a la hora de enajenar las tierras y eliminar a la población nativa; lo vemos todos los días y por años cuando el nazismo fascista israelí asesina, mutila, quema, roba órganos, desaparece los cuerpos de cientos de miles de palestinos. Esencialmente niños, para así quebrar la voluntad de lucha de los padres de ese pueblo.

Surge así, este oscuro periodo histórico donde el nacionalismo termina enajenando al sujeto social, alienando a la humanidad, acostumbrando a las masas a la masacre de la trinchera, como en la industria con la sobreexplotación del obrero o esclavos, con salarios de esclavitud, es decir, la muerte anónima de las masas. Es aquí donde la doctrina reaccionaria del pensamiento político nacionalista da luz al fascismo, quien usando, manipulando, exacerbando, social y culturalmente, el sufrimiento, el abandono el dolor, la pérdida del humanismo, avanza en la conciencia de las masas que, sordas, ciegas y mudas, en el aspecto sociopolítico, se identifican con la doctrina que en sí misma los destruye como sujetos sociales, colectivos.

Algunos pensadores anglosajones, esencialmente, nos hablan del fascismo como la “nacionalización de masas”, pero a mi modo de ver, marxista, de la sociedad. El concepto real sería el de la “privatización de las masas” por la clase hegemónica. La percepción que los fascistas (la derecha) le dieron a este concepto fue de una importancia estratégica en su ideología (lo defino así) como una forma para diferenciarlo entre los variados pensamientos nacionalistas que dieron vida al fascismo. Las masas avanzan poderosamente en una época en que los fascistas están exacerbando, exaltando y exageradamente lo nacional, lo individual versus lo extranjero, lo colectivo, la clase.

Promoviendo la incorporación de las masas de paso, infundiéndoles la falsa ilusión de convertirse en actores preponderantes, no como en las sociedades liberales antes del surgimiento del fascismo, cuando las masas solían ser vistas como muchedumbre, la chusma pasiva de la política. Con el fascismo son la base social de la gran burguesía, el brazo derecho de la oligarquía. Es bajo estos cánones que las masas se transforman en el sujeto social del fascismo, es decir, la “privatización de las masas”, absorbidas por la ideología dominante; por eso al hablar de “nacionalización de las masas” se refiere a una cuestión más bien de labia, una quimera disfrazada de iguales. Solo es un juego de palabras para confundir a las masas.

No es lo mismo decir la nacionalización del cobre, por ejemplo, o de la tierra, el agua, la industria pesquera, forestal, de los recursos naturales, la banca, medios terrestres y aéreos, etc., para los pueblos, mientras los pensadores cortoplacistas te hablan de la “nacionalización de las masas” porque logran que los pueblos adhieran al fascismo, pero lo que realmente están pensando los fascistas es el robo de conciencias; son conceptos parecidos, pero no son iguales.

Planteamientos que se caen en pedazos una vez que los pueblos adquieren conciencia de clase y política. Eso lo escuchamos una y mil veces a los personeros de la UDI, cuando se jactaban de que su organización avanzaba en las comunas populares, es decir, cuando le disputaban a la izquierda la base social en las poblaciones y barrios. Porqué estamos hablando de la base social, el sujeto histórico de los cambios revolucionarios. Este fenómeno político es estereotipado una y mil veces por los fascistas en la mente de los pisoteados, vilipendiados. Las masas empobrecidas por el capitalismo salvaje e inhumano, el fascismo, copiando de ideología del socialismo y la socialdemocracia, de los aciertos políticos comunicaciones y organizativos del socialismo científico para aparecer entre las masas como una suerte de tercera vía, cuando solo es fascismo populista.

Logrando penetrar en la mente de los subyugados para que se sientan y se entiendan entre iguales, entre papares concepto acuñado con la “privatización de “las masas”, que no es otra cosa que la suma o el conjunto de ritos mesiánicos, por cierto no populares, no colectivos. Porque no comienzan y no responden a los intereses de clase de las masas, esto comienza desde fuera de las masas.

Los fascistas populistas, usando manifestaciones patrióticas, culto a los mártires, celebración de fiestas nacionales, exacerbación en la construcción de monumentos, banderas e himnos, la defensa de los “valores patrios”, la defensa de los ciudadanos por la agresión de las bandas delincuenciales y “terroristas”, extranjeras, etc., que se llevan a cabo en las grandes fiestas de cierres de campañas de los líderes fascistas-neonazis, de la derecha reaccionaria, la “privatización de las masas” concepto que sin duda penetro en la conciencia colectiva de las masas.

En el discurso de Mussolini en la Piazza Venezia de Roma y de Hitler en el estadio Zeppelin, de Pinochet, “La nación es tratar de hacer de Chile un país de propietarios y no de proletarios, la frase de ex concertación (grupo de partidos políticos de una de las fracciones de la oligarquía, neoliberal, fascista. La alegría ya viene, Trump, "Día de liberación, el enunciado dicho por Bukele, “A veces dicen que encarcelamos a miles”. A mí me gusta decir que, en realidad, liberamos a millones.” Dicho de otra manera, fascismo convertido en régimen populista que de manera elocuente es capaz de captar claramente a la persona. Usando sus aspiraciones como individuo, que vienen de su sufrimiento en términos de clase.

Trasladándose de la calle, la población o barrio a un sitial de importancia o a modo ejemplo, como ocurría con el colonialismo español, donde el inquilinaje trabajaba la semana entera y arrendaba un traje solo para pasearse en la plaza de armas de las ciudades con la aristocracia criolla, luego de asistir a misa. Cuando las personas afrodescendientes logran su emancipación y sus amos les abren las puertas, estos se quedaban parados afuera de las plantaciones, sin nada, estos les rogaban a sus amos que los incorporara nuevamente al trabajo, en las mismas condiciones de esclavo, en algunos casos asalariado o solo por comida y techo.

Esto lo observamos en los niños de color que prefieren muñecas rubias, antes de elegir muñecas de su color de piel (esto ocurre por el maltrato, la esclavitud social, la miseria). En la misma constitución estadounidense se consagra que ningún nacido de padres mixtos (blanco o de color, es decir, un mestizo, se podrá casar con una rubia anglosajona, so pena de cárcel o en algunos Estados, era la muerte. Sin duda, es un fenómeno político, social y cultural basado en la ideología nacionalista, que trasmuto en fascismo populista. Estos lo han usado hábilmente, pero en el plano psicológico y sociocultural, el fascismo no ataca las masas, hoy las atrae con la privatización de ellas.

La alteridad, es el principio filosófico de "alternar" o renegar de sujeto social al cambiar la propia perspectiva de un individuo, una población, una sociedad por la de "otro" es decir, el nacionalismo transformado en demofascismo, logra anular al sujeto social e histórico para que persiga los ideales del fascismo en términos de clase. Siendo el fascismo es sustentado por las masas alienadas, una tragedia a la chilena. Eso lo hemos visto en innumerables ejemplos históricos en que ha transcurrido la historia de la humanidad. Cuando la población es perseguida por esclavistas, invasiones militares, etc., muchos habitantes se transforman en esbirros del agresor atacando a su propia población; sin ir muy lejos en la historia en Chile luego del golpe de Estado político-militar, cientos de detenidos, asesinados y desaparecidos fueron entregados por hermanos, padres, tíos, abuelos y vecinos.

En este sentido las masas ven en el fascismo a un descendiente directo del estilo político jacobino, quien se declara republicano buscaba un Estado fuerte, y centralizado, como la implementación de un sistema político basado en el sufragio universal, “democracia indirecta “igualdad para todos”, que no es otra cosa que demagogia populista de una clase hegemónica para usar a la clase contrahegemónica. Que vota, compra, va al supermercado y compra en las casas comerciales de las multinacionales, accediendo a lujos, como; autos, ropa extravagante, viajes por el mundo, accediendo a todo tipo de tecnologías, etc.

Las invenciones de políticos populistas, usando el márquetin, la creación de un sin número organizaciones políticas, pero (todos enarbolando las banderas del demofascismo) disputándose a las masas, la evasión social, la ornamenta burguesa conjugado con los medios masivos de desinformación son rasgos distintivos de la “privatización de las masas”. Sin duda la característica que marca al fascismo populista que este asumió el estilo político del jacobinismo, que sería el origen de la transformación del nacionalismo en religión civil, cuya ideología, su visión personal del mundo están directamente confrontadas con la filosofía de la Ilustración (educación, cultura, etc.) y con todos los valores, éticos, morales, etc., de libertad, igualdad, derechos humanos.

El populismo se transforma en fascismo cuando incurre en prácticas, cuando amenazan,  desnaturalizar al sujeto, para luego ser identificado y ser perseguido como enemigos internos. Lo nazis-fascistas se caracterizaron por enarbolar las banderas sacrosantas de la raza superior. Quienes terminan por asesinar y desaparecer a millones de seres humanos; eso lo hacen solo los fascistas. Se trata de una tendencia cuyos orígenes se remontan a la Revolución Francesa, que para ese periodo histórico era una nueva concepción política, una visión santificada de las instituciones de la República, enalteciendo a la nación, celebrando fiestas masivas en las cuales se imponían rituales religiosos, matizando un estilo que inventa una nueva relación entre estética y política, embobando o usando a las masas en términos dialécticos. De esa visión política se nutrió el nacionalismo que más tarde engendro al fascismo populista.

Para el fascismo populista,, los actos de conmemoración de la Revolución Francesa tienen una simetría entre fascismo y jacobinismo: quienes creían que los monarcas eran designados por Dios y no podían ser destituidos por leyes del Parlamento, seguían a pie firme las reflexiones de los ritos sacramentales; eran republicanos, defensores de la “soberanía popular”; en consecuencia, alentaban el sufragio universal. Tenían una visión de la unidad de la nación; esto los llevaba a defender a ultranza el centralismo de un Estado fuerte, postulaban por un sistema fiscal escalonado. Además, propugnaban una república indivisible, autoritaria. Su concepción política de la democracia venía de Rousseau. El fascismo populista habría copiado burdamente las ideas y prácticas de la tradición socialdemócrata.

Más adelante en la historia, los fascistas populistas copiaron las formas de construcción política socialistas en estructuras según su trabajo (lo laboral) de las masas, logrando captarlas y agruparlas en referentes de clase (trabajo sindical, campesino, estudiantil, etc.) hasta lograr crear agrupaciones obreras que dieron vida a las poderosas centrales sindicales, que dieron paso al movimiento popular (en esto los fascistas lograron llegar a sectores deportivos, culturales, juveniles, fiestas costumbristas, etc.). En resumen, los socialdemócratas (socialistas) lograron hacer del socialismo otra forma de religión, levantada en torno a simbolismos.

La Bandera roja con sus consiguientes rituales, como las manifestaciones del primero de mayo, con su cultura burguesa en general. Que el fascismo, copiando de esas manifestaciones orgánicas, logró capitalizar lo sociocultural, es decir, la conciencia social de las masas.

Sin duda, la diferencia esencial entre el socialismo científico y el fascismo populista reside en que el socialismo busca la preponderancia de los trabajadores en términos de clase para lograr que las masas lleguen al poder y dirijan sus vidas, su economía, su cultura, su religión, su política. Integrados en una comunidad libre, en cambio los fascistas populistas buscan que la nación esté sobre el individuo por eso niegan de las estructuras sociales de clase, para los fascistas los individuos solo deben y existen para servir a la nación, son ultranacionalistas, guerrerista, y autoritarios. Mezclan hábilmente los principios doctrinarios del nacionalismo, militarismo, autosuficiencia económica y totalitarismo populista en las masas (con la democracia).

En resumen, el fascismo solo busca de la chusma su apoyo, pero desde afuera, como base de sustentación (los votos) porque no son de su clase por eso enarbolan la banderas de la negación de clase (sino, no serían pares e iguales), porque sin el sostén de las masas su proyecto político jamás podría lograrse, es decir, es un ideal falso, una doctrina populista de clase y retorcida que usa a las masas.

 Pero, porque hay un pero, esta diferencia entre el socialismo científico y el fascismo populista, no fue una inhibición, una contención para los fascistas a la hora de copiar de los socialistas-socialdemócratas las formas de construcción política, de llegar a las masas sobre todo en el ámbito de la innovación respecto al discurso fascista, es decir, no había un problema de derecho de autor con eso con los fascistas solo buscaban un contenido nuevo a su discurso y organización social para llegar a las masas o en otras palabras "no hay clases, todos somos iguales".

Ahí está la clásica discusión en la izquierda chilena a la hora de caracterizar a la tiranía pinochetista, por cierto, por elementos esencialmente del reformismo, la socialdemocracia o convertidos al neoliberalismo. Esto es independiente de cualquier organización, grupo o camino seguido en lo político-teórico que estos revisionistas (tendencia de derecha) impulsaron en las diferentes organizaciones donde se encontraban infiltrados en términos de clase, pero en su calidad de TOPOS. Estos siempre concluían que Pinochet no fue un fascista porque no protegió la industria nacional, pero qué equivocados estaban. Ya que todas las características del demofascismo las impulsó el pinochetismo aplicándolas a sangre y fuego, por cierto.

Se alió al imperialismo estadounidense entregándoles los recursos naturales, las empresas estratégicas las privatiza, vendiéndolas a mitad de su valor para general miles de millones de dólares en recursos, luego de derrocharlos en la compra de tierras, en la construcción de casas y autos lujosos (impulso en la construcción), inversiones multimillonarias en la bolsa, evasión de miles de millones de dólares en los paraísos fiscales, sueldos millonarios en su calidad de directores de las empresas privatizadas. Mientras más de 6 millones de chilenos vivían de un sueldo base de 5 mil pesos, la pobreza trepaba el 45%, a eso los neoliberales llaman "milagro económico", porque esos recursos mal habidos, por cierto generaron movimiento de capitales hasta que se agotaron, pero era un espejismo económico que usaron los fascistas para justificar la enajenación del patrimonio de todos los chilenos.

El pinochetismo aplicó el terrorismo de Estado, persiguió, eliminó, desapareció a miles  de ciudadanos estimulando violaciones a los derechos humanos con la aniquilación de opositores políticos. Aplicó el extractivismo como forma de “producción económica”, aplicó el totalitarismo, etc. Es más en la constitución fraudulenta de 1980 se consagran los valores fascistas. Hay que recalcar que en ese periodo histórico nefasto del capitalismo neoliberal, este entraba en su tercera fase de explotación, es decir, sus formas de producción dejaron de ser verticales y pasaron a ser horizontales, así que la gran burguesía nacional no necesitaba de los trabajadores y la industria nacional para generar riqueza (la industria como el trabajador eran costos fijos, ahora con el demofascismo, era desechables), los neoliberales fascistas tenían la industria mundial para lograr ganancia.

Es tan perversa como irracional la estructura mental de los fascistas, que a la fecha han aplicado extractivismo para mantener el PIB, en índices aceptables en términos económicos, con E.U., según los Tratados de Libre Comercio no debería existir un arancel a favor de los estadounidenses a las materias primas yaque no hay industria nacional, esta fue destruida por los neoliberales. De ser así los trabajadores serán lo que pagaran esa factura, esos impuestos con salarios miserables.

Esto se inicia con las “privatizaciones, y con la creación de las AFPs, negocio inmoral, como mal habido, que solo usa cerca del 13% de esos capitales para que un trabajador jubile miserablemente, mientras ellos se quedan el 87% de esas recaudaciones que se roban mes a mes, que terminan en manos de las aseguradoras o la banca estadounidense.

Los bancos centrales o el chileno, ya no eran responsables de las políticas económicas de los países (por eso se afirma) el neoliberalismo anuló a los Estados nacionales, mientras que los reformistas, la socialdemócratas, los convertidos niegan eso. Con el neoliberalismo, la etapa superior del capitalismo, el imperialismo asumió el control político, económico, militar y cultural de todos los Estados capitalista. Las grandes y pequeñas burguesías nacionales se aliaron al fascismo estadounidense, asumiendo tácitamente la alteridad como forma de vida política y filosófica o una suerte de capitulación política total, sin matices.

Porque el fascismo, por mucho que se encubra en cuestiones decorativas, no es democrático, no busca la prosperidad social o la justicia social, no cree en la clase como fuerza motriz de los cambios, no es liberador; es más, sus manifestaciones políticas están sometidas a los dogmas de una ideología de clase, hegemónica por cierto y sostenida por la retórica falsa, basada en una fe toda poderosa de la nación. Así como debo agregar la lucha de los pueblos y la historia lo ha dejado de manifiesto claramente, que por mucho que el fascismo sea una falacia, una quimera de clase, las masas se han ligado a estas “organizaciones”, que tanto daño le han provocado a la humanidad, y por cierto a las masas mismas.

Solo por periodos históricos de confusión política e ideológica. Porque la concepción política demofascista “de privatización de las masas”, solo es un utensilio de clase, para lograr sus objetivos de dominación, mientras las masas ven en el socialismo una suerte de espejismo político, que es irrealizable, eso sí que es grave y esto ocurre por nuestras debilidades políticas y desviaciones de clase.

Por esto, al buscar reclutarlas van mucho más allá que lograr la “nacionalización de las masas”. El demofascista busca la “privatización de las masas” como sujetos históricos y sustentación del fascismo populista, pero en realidad es la misma chusma vista de forma “decorativa”, despectiva. Ahora, al no comprender este suceso social e histórico, solo significa una vez más incurrir en el mismo error estratégico de siempre, “de no saber identificar al enemigo de clase”. Mientras el demofascismo, les dice “que ellos las necesitan como iguales”.

De la Editorial   

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