De la Garrapata en la Webs
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Por: Nikolás Friedman
Esto es esencialmente que se entienda, que todas las formas de fascismo son las tiras del mismo cuero, como diría la canción de Quelentaro. En las ramas, pensamientos y corrientes del nacionalismo, el cual se reinventa, zigzaguea, camuflándose para avanzar de la mano de las nuevas realidades que están en constante cambio político-social. Paralelo a esto, una sociedad, que se expresa de todas las formas posibles, se articula en las redes sociales, en los actos deportivos, musicales, callejeros, en las riñas, en la violencia sin sentido que vemos día a día.
Una sociedad
que trata de hacerse escuchar, pero a la vez no comulga con el orden
establecido, como las instituciones claves de la República. El Congreso, los
partidos políticos, la justicia, las fuerzas represivas del orden, pero al
mismo tiempo se encuentran mudas y en silencio; estamos viendo en una suerte de
trance histórico que es el reflujo de las masas, luego del 18 de octubre del
1919, un periodo prerrevolucionario que en sus inicios fue intrínsecamente
individualista, cada cual por su consigna, su lucha su enemigo.
Esta nueva
concepción del fascismo es esencialmente confusa, alienadora, y narcisista,
pero a la vez seductora en su forma, pero de fondo es enajenadora, la cual te
desconecta de la realidad, transformando este aspecto en un catálogo de
corrientes reaccionarias fascistas que se expresan en la vida política del
país, por cierto en el Congreso. Los fascistas gastan fortunas en el estudio de
los procesos sociales, creando instituciones, ONGs y fundaciones para aprender
de sus errores y los aciertos de otros que les permiten ir adquiriendo la
experiencia integral necesaria para acceder al control de una franja
sociocultural importante de las sociedades de hoy, no importando edad, género,
condición social, color de piel, etcétera.
Así han
logrado ampliar sus bases de sustentación social como de control de clase en
América, indio-morena, África, Asia, Europa y Oceanía. Las fuerzas
reaccionarias hábilmente han modificado su lenguaje para presentarse ante las
masas empobrecidas como iguales, luego dando un paso importante reclutando
“líderes” en el seno mismo de las capas populares y sectores medios. Ahí están
algunos casos claros del populismo fascista o demofascismo: el Führer y el
Duce, Pinochet, Trump, o el traficante y secuestrador de seres humanos, Bukele,
quienes captaron a las masas usando el populismo.
Las
relaciones sociales de las castas parasitarias de la burguesía mundial usan
festivales, carnavales, fiestas masivas, apoyándose en la radio, la TV, la
música, las películas, los medios masivos de desinformación, o redes sociales.
Usando a los pobres y esforzados habitantes de pueblos costeros, urbanos y
rurales del país (sacándolos por las pantallas de la televisión), para usarlos
como plataformas ideológicas de su cultura fascista. Aprovechando sus programas
mediocres y enajenadores (que nublan la conciencia social y política de las
masas), de paso los fascistas, usando sus bases doctrinarias, atraen a vastos
sectores populares, solapadamente, para llevar adelante sus objetivos políticos
estratégicos de dominación de clase.
Ya no es el
rico que le paga a un político para que defienda sus intereses de clase en los
parlamentos; ahora reclutan a sus esbirros de la clase baja y capas medias que,
apoyados por las masas estos esbirros asuman la defensa del fascismo, creando
leyes regresivas y represivas en el Parlamento que terminan atacando a sus
mismos votantes. Estos esbirros salen en los medios masivos de desinformación,
en las redes sociales, defendiendo con dientes y muelas al fascismo. Desatando
con furia de “clase”, sus reglas del juego para terminar imponiendo su modelo
de vida a todos.
Son
personajes que hoy en día son de origen ordinario, que no vienen de alguna
fracción de la oligarquía, sino, por el contrario, son populacheros que
surgieron desde abajo, o captados en reality shows o programas pseudoculturales
de TV; ahí están Milei en Argentina, Zelensky en Ucrania, Barriga, Longton,
Ramírez en Chile, todos furiosos anticomunista.
Extraños, como
curiosos personajes captados por los fascistas, no por las vías tradicionales
de formación académica de las élites dominantes; estos han sido descubiertos en
las calles, en la TV, en los programas basura, usando como eje de ese
reclutamiento los medios. En el diario, ir y venir de los fascistas. En
especial en las campañas políticas, cuando se genera el acercamiento con las
masas empobrecidas, sin conciencia de clase como política, contactos que surgen
de las alicaídas democracias parlamentarias de la burguesía nacional como
internacional; es más, este fenómeno de clase viene desde las conflagraciones
mundiales.
Estas
alteraciones sociopolíticas surgen desde las guerras mundiales, derivadas de
las crisis económicas; es cuando el fascismo absorbe e introduce en la lucha
política el concepto del ciudadano de a pie, la técnica psicológica del
autorreflejo con las masas. Porque el orden social, injusto se mantiene con la
Ley, las armas, sables o lanzas que da el Estado como instrumento político
hegemónico de clase, basados en la dominación y el poder. Con años el fascismo
entendió que usando la psicología de masas sobre la población, se avanza. Es
“seguridad o democracia”, “orden o libertinaje”, usando las políticas de los
consensos o la conformidad, el mal menor.
Sin duda
esta teoría le ha permitido al "demofascismo" (democracia y fascismo). Encubrir
una forma de gobierno o un sistema político donde se mantiene el icono de una
democracia, con elecciones, libertad de expresión, justicia, etc.) Como forma, pero
de fondo se aplica un proyecto autoritario, populista, ilegal y desigual, donde
el demofascismo corrompe los valores y principios democráticos. Usando las masas, pero a la vez reprimiendo a los
rebeldes, pobres y desposeídos.
Esto lo
observamos en los años 20, con mucha fuerza en adelante. Este periodo histórico
se caracterizó por ser el punto de inicio en la desviación ideológica del
nacionalismo, que marcó la metamorfosis antropológica en el seno de Europa, las
guerras en sus formas más oprobiosas que habían banalizado la violencia, la
muerte. Esto lo vimos en los Estados Unidos (no es un país) a la hora de
enajenar las tierras y eliminar a la población nativa; lo vemos todos los días
y por años cuando el nazismo fascista israelí asesina, mutila, quema, roba
órganos, desaparece los cuerpos de cientos de miles de palestinos.
Esencialmente niños, para así quebrar la voluntad de lucha de los padres de ese
pueblo.
Surge así,
este oscuro periodo histórico donde el nacionalismo termina enajenando al
sujeto social, alienando a la humanidad, acostumbrando a las masas a la masacre
de la trinchera, como en la industria con la sobreexplotación del obrero o
esclavos, con salarios de esclavitud, es decir, la muerte anónima de las masas.
Es aquí donde la doctrina reaccionaria del pensamiento político nacionalista da
luz al fascismo, quien usando, manipulando, exacerbando, social y
culturalmente, el sufrimiento, el abandono el dolor, la pérdida del humanismo,
avanza en la conciencia de las masas que, sordas, ciegas y mudas, en el aspecto
sociopolítico, se identifican con la doctrina que en sí misma los destruye como
sujetos sociales, colectivos.
Algunos
pensadores anglosajones, esencialmente, nos hablan del fascismo como la
“nacionalización de masas”, pero a mi modo de ver, marxista, de la sociedad. El
concepto real sería el de la “privatización de las masas” por la clase
hegemónica. La percepción que los fascistas (la derecha) le dieron a este
concepto fue de una importancia estratégica en su ideología (lo defino así)
como una forma para diferenciarlo entre los variados pensamientos nacionalistas
que dieron vida al fascismo. Las masas avanzan poderosamente en una época en
que los fascistas están exacerbando, exaltando y exageradamente lo nacional, lo
individual versus lo extranjero, lo colectivo, la clase.
Promoviendo
la incorporación de las masas de paso, infundiéndoles la falsa ilusión de
convertirse en actores preponderantes, no como en las sociedades liberales
antes del surgimiento del fascismo, cuando las masas solían ser vistas como
muchedumbre, la chusma pasiva de la política. Con el fascismo son la base
social de la gran burguesía, el brazo derecho de la oligarquía. Es bajo estos cánones
que las masas se transforman en el sujeto social del fascismo, es decir, la
“privatización de las masas”, absorbidas por la ideología dominante; por eso al
hablar de “nacionalización de las masas” se refiere a una cuestión más bien de
labia, una quimera disfrazada de iguales. Solo es un juego de palabras para
confundir a las masas.
No es lo
mismo decir la nacionalización del cobre, por ejemplo, o de la tierra, el agua,
la industria pesquera, forestal, de los recursos naturales, la banca, medios
terrestres y aéreos, etc., para los pueblos, mientras los pensadores
cortoplacistas te hablan de la “nacionalización de las masas” porque logran que
los pueblos adhieran al fascismo, pero lo que realmente están pensando los
fascistas es el robo de conciencias; son conceptos parecidos, pero no son
iguales.
Planteamientos
que se caen en pedazos una vez que los pueblos adquieren conciencia de clase y
política. Eso lo escuchamos una y mil veces a los personeros de la UDI, cuando
se jactaban de que su organización avanzaba en las comunas populares, es decir,
cuando le disputaban a la izquierda la base social en las poblaciones y barrios.
Porqué estamos hablando de la base social, el sujeto histórico de los cambios
revolucionarios. Este fenómeno político es estereotipado una y mil veces por
los fascistas en la mente de los pisoteados, vilipendiados. Las masas
empobrecidas por el capitalismo salvaje e inhumano, el fascismo, copiando de
ideología del socialismo y la socialdemocracia, de los aciertos políticos
comunicaciones y organizativos del socialismo científico para aparecer entre
las masas como una suerte de tercera vía, cuando solo es fascismo populista.
Logrando
penetrar en la mente de los subyugados para que se sientan y se entiendan entre
iguales, entre papares concepto acuñado con la “privatización de “las masas”, que
no es otra cosa que la suma o el conjunto de ritos mesiánicos, por cierto no
populares, no colectivos. Porque no comienzan y no responden a los intereses de
clase de las masas, esto comienza desde fuera de las masas.
Los
fascistas populistas, usando manifestaciones patrióticas, culto a los mártires,
celebración de fiestas nacionales, exacerbación en la construcción de
monumentos, banderas e himnos, la defensa de los “valores patrios”, la defensa
de los ciudadanos por la agresión de las bandas delincuenciales y
“terroristas”, extranjeras, etc., que se llevan a cabo en las grandes fiestas
de cierres de campañas de los líderes fascistas-neonazis, de la derecha
reaccionaria, la “privatización de las masas” concepto que sin duda penetro en
la conciencia colectiva de las masas.
En el
discurso de Mussolini en la Piazza Venezia de Roma y de Hitler en el estadio
Zeppelin, de Pinochet, “La nación es tratar de hacer de Chile un país de
propietarios y no de proletarios, la frase de ex concertación (grupo de
partidos políticos de una de las fracciones de la oligarquía, neoliberal, fascista.
La alegría ya viene, Trump, "Día de liberación, el enunciado dicho por Bukele,
“A veces dicen que encarcelamos a miles”. A mí me gusta decir que, en realidad,
liberamos a millones.” Dicho de otra manera, fascismo convertido en régimen
populista que de manera elocuente es capaz de captar claramente a la persona.
Usando sus aspiraciones como individuo, que vienen de su sufrimiento en
términos de clase.
Trasladándose
de la calle, la población o barrio a un sitial de importancia o a modo ejemplo,
como ocurría con el colonialismo español, donde el inquilinaje trabajaba la
semana entera y arrendaba un traje solo para pasearse en la plaza de armas de
las ciudades con la aristocracia criolla, luego de asistir a misa. Cuando las
personas afrodescendientes logran su emancipación y sus amos les abren las puertas,
estos se quedaban parados afuera de las plantaciones, sin nada, estos les
rogaban a sus amos que los incorporara nuevamente al trabajo, en las mismas
condiciones de esclavo, en algunos casos asalariado o solo por comida y techo.
Esto lo
observamos en los niños de color que prefieren muñecas rubias, antes de elegir
muñecas de su color de piel (esto ocurre por el maltrato, la esclavitud social,
la miseria). En la misma constitución estadounidense se consagra que ningún
nacido de padres mixtos (blanco o de color, es decir, un mestizo, se podrá
casar con una rubia anglosajona, so pena de cárcel o en algunos Estados, era la
muerte. Sin duda, es un fenómeno político, social y cultural basado en la
ideología nacionalista, que trasmuto en fascismo populista. Estos lo han usado
hábilmente, pero en el plano psicológico y sociocultural, el fascismo no ataca
las masas, hoy las atrae con la privatización de ellas.
La
alteridad, es el principio filosófico de "alternar" o renegar de
sujeto social al cambiar la propia perspectiva de un individuo, una población,
una sociedad por la de "otro" es decir, el nacionalismo transformado
en demofascismo, logra anular al sujeto social e histórico para que persiga los
ideales del fascismo en términos de clase. Siendo el fascismo es sustentado por
las masas alienadas, una tragedia a la chilena. Eso lo hemos visto en
innumerables ejemplos históricos en que ha transcurrido la historia de la
humanidad. Cuando la población es perseguida por esclavistas, invasiones
militares, etc., muchos habitantes se transforman en esbirros del agresor
atacando a su propia población; sin ir muy lejos en la historia en Chile luego
del golpe de Estado político-militar, cientos de detenidos, asesinados y
desaparecidos fueron entregados por hermanos, padres, tíos, abuelos y vecinos.
En este sentido
las masas ven en el fascismo a un descendiente directo del estilo político jacobino,
quien se declara republicano buscaba un Estado fuerte, y centralizado, como la
implementación de un sistema político basado en el sufragio universal,
“democracia indirecta “igualdad para todos”, que no es otra cosa que demagogia
populista de una clase hegemónica para usar a la clase contrahegemónica. Que
vota, compra, va al supermercado y compra en las casas comerciales de las
multinacionales, accediendo a lujos, como; autos, ropa extravagante, viajes por
el mundo, accediendo a todo tipo de tecnologías, etc.
Las
invenciones de políticos populistas, usando el márquetin, la creación de un sin
número organizaciones políticas, pero (todos enarbolando las banderas del demofascismo)
disputándose a las masas, la evasión social, la ornamenta burguesa conjugado
con los medios masivos de desinformación son rasgos distintivos de la
“privatización de las masas”. Sin duda la característica que marca al fascismo populista
que este asumió el estilo político del jacobinismo, que sería el origen de la
transformación del nacionalismo en religión civil, cuya ideología, su visión
personal del mundo están directamente confrontadas con la filosofía de la
Ilustración (educación, cultura, etc.) y con todos los valores, éticos,
morales, etc., de libertad, igualdad, derechos humanos.
El populismo se transforma en fascismo cuando incurre en prácticas, cuando amenazan, desnaturalizar al sujeto, para luego ser identificado y ser perseguido como enemigos internos. Lo nazis-fascistas se caracterizaron por enarbolar las banderas sacrosantas de la raza superior. Quienes terminan por asesinar y desaparecer a millones de seres humanos; eso lo hacen solo los fascistas. Se trata de una tendencia cuyos orígenes se remontan a la Revolución Francesa, que para ese periodo histórico era una nueva concepción política, una visión santificada de las instituciones de la República, enalteciendo a la nación, celebrando fiestas masivas en las cuales se imponían rituales religiosos, matizando un estilo que inventa una nueva relación entre estética y política, embobando o usando a las masas en términos dialécticos. De esa visión política se nutrió el nacionalismo que más tarde engendro al fascismo populista.
Para el fascismo
populista,, los actos de conmemoración de la Revolución Francesa tienen una
simetría entre fascismo y jacobinismo: quienes creían que los monarcas eran
designados por Dios y no podían ser destituidos por leyes del Parlamento,
seguían a pie firme las reflexiones de los ritos sacramentales; eran
republicanos, defensores de la “soberanía popular”; en consecuencia, alentaban
el sufragio universal. Tenían una visión de la unidad de la nación; esto los
llevaba a defender a ultranza el centralismo de un Estado fuerte, postulaban
por un sistema fiscal escalonado. Además, propugnaban una república
indivisible, autoritaria. Su concepción política de la democracia venía de
Rousseau. El fascismo populista habría copiado burdamente las ideas y prácticas
de la tradición socialdemócrata.
Más adelante
en la historia, los fascistas populistas copiaron las formas de construcción
política socialistas en estructuras según su trabajo (lo laboral) de las masas,
logrando captarlas y agruparlas en referentes de clase (trabajo sindical,
campesino, estudiantil, etc.) hasta lograr crear agrupaciones obreras que
dieron vida a las poderosas centrales sindicales, que dieron paso al movimiento
popular (en esto los fascistas lograron llegar a sectores deportivos,
culturales, juveniles, fiestas costumbristas, etc.). En resumen, los
socialdemócratas (socialistas) lograron hacer del socialismo otra forma de
religión, levantada en torno a simbolismos.
La Bandera
roja con sus consiguientes rituales, como las manifestaciones del primero de mayo,
con su cultura burguesa en general. Que el fascismo, copiando de esas
manifestaciones orgánicas, logró capitalizar lo sociocultural, es decir, la
conciencia social de las masas.
Sin duda, la
diferencia esencial entre el socialismo científico y el fascismo populista
reside en que el socialismo busca la preponderancia de los trabajadores en
términos de clase para lograr que las masas lleguen al poder y dirijan sus
vidas, su economía, su cultura, su religión, su política. Integrados en una
comunidad libre, en cambio los fascistas populistas buscan que la nación esté
sobre el individuo por eso niegan de las estructuras sociales de clase, para
los fascistas los individuos solo deben y existen para servir a la nación, son
ultranacionalistas, guerrerista, y autoritarios. Mezclan hábilmente los
principios doctrinarios del nacionalismo, militarismo, autosuficiencia
económica y totalitarismo populista en las masas (con la democracia).
En resumen,
el fascismo solo busca de la chusma su apoyo, pero desde afuera, como base de sustentación
(los votos) porque no son de su clase por eso enarbolan la banderas de la negación
de clase (sino, no serían pares e iguales), porque sin el sostén de las masas
su proyecto político jamás podría lograrse, es decir, es un ideal falso, una
doctrina populista de clase y retorcida que usa a las masas.
Pero, porque hay un pero, esta diferencia entre el socialismo científico y el fascismo populista, no fue una inhibición, una contención para los fascistas a la hora de copiar de los socialistas-socialdemócratas las formas de construcción política, de llegar a las masas sobre todo en el ámbito de la innovación respecto al discurso fascista, es decir, no había un problema de derecho de autor con eso con los fascistas solo buscaban un contenido nuevo a su discurso y organización social para llegar a las masas o en otras palabras "no hay clases, todos somos iguales".
Ahí está la
clásica discusión en la izquierda chilena a la hora de caracterizar a la
tiranía pinochetista, por cierto, por elementos esencialmente del reformismo,
la socialdemocracia o convertidos al neoliberalismo. Esto es independiente de
cualquier organización, grupo o camino seguido en lo político-teórico que estos
revisionistas (tendencia de derecha) impulsaron en las diferentes
organizaciones donde se encontraban infiltrados en términos de clase, pero en
su calidad de TOPOS. Estos siempre concluían que Pinochet no fue un fascista
porque no protegió la industria nacional, pero qué equivocados estaban. Ya que
todas las características del demofascismo las impulsó el pinochetismo
aplicándolas a sangre y fuego, por cierto.
Se alió al
imperialismo estadounidense entregándoles los recursos naturales, las empresas
estratégicas las privatiza, vendiéndolas a mitad de su valor para general miles
de millones de dólares en recursos, luego de derrocharlos en la compra de
tierras, en la construcción de casas y autos lujosos (impulso en la
construcción), inversiones multimillonarias en la bolsa, evasión de miles de
millones de dólares en los paraísos fiscales, sueldos millonarios en su calidad
de directores de las empresas privatizadas. Mientras más de 6 millones de
chilenos vivían de un sueldo base de 5 mil pesos, la pobreza trepaba el 45%, a
eso los neoliberales llaman "milagro económico", porque esos recursos
mal habidos, por cierto generaron movimiento de capitales hasta que se
agotaron, pero era un espejismo económico que usaron los fascistas para
justificar la enajenación del patrimonio de todos los chilenos.
El
pinochetismo aplicó el terrorismo de Estado, persiguió, eliminó, desapareció a miles
de ciudadanos estimulando violaciones a
los derechos humanos con la aniquilación de opositores políticos. Aplicó el
extractivismo como forma de “producción económica”, aplicó el totalitarismo,
etc. Es más en la constitución fraudulenta de 1980 se consagran los valores
fascistas. Hay que recalcar que en ese periodo histórico nefasto del
capitalismo neoliberal, este entraba en su tercera fase de explotación, es
decir, sus formas de producción dejaron de ser verticales y pasaron a ser
horizontales, así que la gran burguesía nacional no necesitaba de los trabajadores
y la industria nacional para generar riqueza (la industria como el trabajador
eran costos fijos, ahora con el demofascismo, era desechables), los
neoliberales fascistas tenían la industria mundial para lograr ganancia.
Es tan
perversa como irracional la estructura mental de los fascistas, que a la fecha
han aplicado extractivismo para mantener el PIB, en índices aceptables en
términos económicos, con E.U., según los Tratados de Libre Comercio no debería
existir un arancel a favor de los estadounidenses a las materias primas yaque
no hay industria nacional, esta fue destruida por los neoliberales. De ser así
los trabajadores serán lo que pagaran esa factura, esos impuestos con salarios
miserables.
Esto se
inicia con las “privatizaciones, y con la creación de las AFPs, negocio
inmoral, como mal habido, que solo usa cerca del 13% de esos capitales para que
un trabajador jubile miserablemente, mientras ellos se quedan el 87% de esas
recaudaciones que se roban mes a mes, que terminan en manos de las aseguradoras
o la banca estadounidense.
Los bancos centrales o el chileno, ya no eran responsables de las políticas económicas de los países (por eso se afirma) el neoliberalismo anuló a los Estados nacionales, mientras que los reformistas, la socialdemócratas, los convertidos niegan eso. Con el neoliberalismo, la etapa superior del capitalismo, el imperialismo asumió el control político, económico, militar y cultural de todos los Estados capitalista. Las grandes y pequeñas burguesías nacionales se aliaron al fascismo estadounidense, asumiendo tácitamente la alteridad como forma de vida política y filosófica o una suerte de capitulación política total, sin matices.
Porque el
fascismo, por mucho que se encubra en cuestiones decorativas, no es democrático,
no busca la prosperidad social o la justicia social, no cree en la clase como
fuerza motriz de los cambios, no es liberador; es más, sus manifestaciones
políticas están sometidas a los dogmas de una ideología de clase, hegemónica
por cierto y sostenida por la retórica falsa, basada en una fe toda poderosa de
la nación. Así como debo agregar la lucha de los pueblos y la historia lo ha
dejado de manifiesto claramente, que por mucho que el fascismo sea una falacia,
una quimera de clase, las masas se han ligado a estas “organizaciones”, que
tanto daño le han provocado a la humanidad, y por cierto a las masas mismas.
Solo por
periodos históricos de confusión política e ideológica. Porque la concepción
política demofascista “de privatización de las masas”, solo es un utensilio de
clase, para lograr sus objetivos de dominación, mientras las masas ven en el socialismo
una suerte de espejismo político, que es irrealizable, eso sí que es grave y
esto ocurre por nuestras debilidades políticas y desviaciones de clase.
Por esto, al
buscar reclutarlas van mucho más allá que lograr la “nacionalización de las
masas”. El demofascista busca la “privatización de las masas” como sujetos
históricos y sustentación del fascismo populista, pero en realidad es la misma
chusma vista de forma “decorativa”, despectiva. Ahora, al no comprender este
suceso social e histórico, solo significa una vez más incurrir en el mismo
error estratégico de siempre, “de no saber identificar al enemigo de clase”.
Mientras el demofascismo, les dice “que ellos las necesitan como iguales”.
De la Editorial